La Naturaleza no hizo la Biblia. Y desde luego, no son textos fáciles de entender. Si encima uno se aproxima a unos textos judíos de hace miles de años exigiendo que respondan a los patrones del Siglo XX, pues es una buena forma de desperdicicar voluntariamente un tesoro.
Fijaros si eran listos los autores de la Biblia, que ya en el Siglo I preveían que, por los siglos de los siglos, los hombres discutiríamos acerca del lugar de Dios en la Iniciación, y tuvieron mucho cuidado de avisar sobre ello marcándolo con un gran hito religioso y cultural que, por supuesto, no tiene nada de histórico: los Magos de Oriente. Unos Magos (Iniciados) que desean encontrar a la Deidad, pero están perdidos sin rumbo, y su primera reacción es recurrir al poder terrenal (Herodes) para poder encontrarla. Se plantan ante Herodes, levantan el puño y gritan "¡Viva la República! Venimos a protestar por la tibieza de tus medidas laicistas, pareces ZP". El poder terrenal no sabe ni cómo abordar este tema. Pero finalmente los Magos siguen a la Estrella y así consiguen su propósito de encontrar a la Deidad. Estrella que por cierto proviene de Oriente, es decir, "del otro lado" que tanto entusiasma a algunos de este foro
Como en aquella zona ya se habían visto obligados a coexistir el judaísmo y el helenismo, Mateo ya se estaba coscando de cuál iba a ser el debate fundamental del espiritualismo. Tanto consideró esta posibilidad que, tras la supuesta genealogía de Cristo, planteó inmediatamente (en el capítulo2) esta diatriba. Luego, los malos hábitos exotéricos transformaron a los Magos en Reyes (transformaron a unos Iniciados en vulgares reyes terrenales), cosa que resulta más manejable para el vulgo.
Pero, puesto que jamás existieron tales Magos, todo es un cuento chino, y en aras de la verdad, conviene desaconsejar la venta de un libro que enseña mentiras a sabiendas. ¿Verdad, Kefas?