Unos meses he tardado para llegar a las siguientes conclusiones:
No hay cabida para la ética compartimentada. Muchas veces es peor el remedio que la enfermedad.
Solucionar el conflicto es la solución y para ello se debe aislar el problema.
No se puede medir con el mismo rasero de forma general, aunque cueste más esfuerzo.
Desde mi experiencia, los colectivos más vulnerables, siguen siéndolo, y si ellos lo son porque no puedan progresar, el país no progresa, dejándonos con el culo al aire.
Y es que estoy en bata y pijama a estas horas, cómoda en mi casa trabajando por amor al arte mientras llega la hora de fichar.
No represento a nadie, por el momento, de ahí que ha habido malos entendidos. Mi comportamiento, intachable e indiscutible, hasta hace poco ha servido solo para suscitar controversias, cuando es cosa mía, no de los demás que mirándose en un espejo negro, han proclamado tener todos los poderes. Y ahora, ya saben que más dura es la caída, repasando cuentas y "verdades".
Y me quejo?. Reclamo lo que es mío, lo que es justo y lo que es de recibo.
Si educo recojo los frutos de esa educación. En modo alguno me creo enemigos o enemistades.
Si construyo, sigo las reglas y las leyes que han sido comprobadas para que ese edificio tenga cimientos consistentes. Jamás utilizaré malas artes ni materiales defectuosos conscientemente. Si el que coordina sigue las reglas, el obrero también las seguirá. Poque en la calle no se puede estar, ni se puede comer ni se puede convivir. Las penas por cada falta, han de ser siempre, siempre con el objetivo de volver a ser y constituir miembro de nuestra sociedad, nunca para que sea un paria, ni centro de burlas innecesarias.
Que siendo niños puede uno sacar la lengua, son niños que han de moldearse. Los adultos jamás deberán burlarse de otro adulto porque tenga alguna carencia o equivocación pasada. Y ya se sabe que para eso existe el refranero español: hay quien ve la pajita en el ojo ajeno y no ve la viga en el propio. O la curiosidad mató al gato.
